Que el corazón te palpite a cien por hora. Recuerda que llorar no suprime dolores. Que sueñes pero que no se te olvide volar. Súbete a lo más alto y que si tienes que bajar, baja. Disfruta, pero camina y no te detengas en el camino. Si tropiezas, te levantas, aunque sepas que volverás a tropezarte. Nunca dudes y sobre todo que no se te olvide, que aunque soñar sea gratis, hace falta principalmente una cosa, para soñar primero hay que sonreír. Y sin esto, no puedes cumplir nada de lo anterior y sin sueños la entrada está PROHIBIDA aquí...



viernes, 9 de enero de 2015

Dejarse llevar suena demasiado bien...

Uno de mis placeres es leer poesía, leer a gente que escribe y que termina robando mis pensamientos y plasmarlos, algunos son fugaces y al cabo del tiempo ya no pienso lo mismo, pero con otros termino leyéndolos una y otra vez pensando que porque es y sigue siendo así mi vida.

"Que nadie ha sabido mirarte lo suficiente como para verte.
Que nadie se ha quedado escuchándote hasta oírte. 
Alguien que aterrice a tu lado y que se quede ahí."

El problema de la poesía es que cada uno le da el sentido que quiera darlo. Durante este ultimo año he pensado mucho en esa ultima frase, en ese alguien que decidiera quedarse en mi vida más de un ratito, que aterrizase su avión y se quedara conmigo, o bien que voláramos juntos, me daba igual una que otra.
Empecé el 2014 diciendo a mis amigas que este año iba a ser el mío y que por fin me echaría novio, lo decía en bromas pero en el fondo sabia que después de cuatro años las historias de una noche no me salvaban de nada y que por más que me prometiera no volver a querer a nadie, muy en el fondo, sabia que mi yo muy feliz necesitaba a esa persona que a parte de mirarme también me viera. Alguien que me recorriera la piel, pero yo también la suya.

"Siempre me pregunto porque los pájaros eligen quedarse en un mismo lugar pudiendo volar a cualquier lugar de la tierra. Entonces me hago a mi esa pregunta."

Y de repente, a poco mas de un mes de acabar el año apareces tú en mi vida, y como siempre, como yo creía que era, como un intento de ser uno más en mi vida, y digo intento porque por suerte no eres uno más en mi vida. Hubo un chip en mi cabeza que decidió dejarse llevar, y sin obligarme a ello. Y aun me lo pregunto, porque tú y no otro, porque sigo en el mismo sitio cuando podría seguir yendo a todos, seguir con la vida que tenia antes de conocerte, mi rutina durante más de cuatro años.

"Me miraste y te pregunté:
¿Que has visto en mi? 
-Una flor en medio de un campo en ruinas, contestaste tú."



Y eso es lo que pienso de mi, que soy una desastre que a veces se rompe.   Que soy las sobras de una casa abandonada, la casa sin tejado. La chica dura que no lo es para nada. Creo en que el dolor es solo lo que tu le permites que sea, es a lo que me he obligado todo este tiempo, a no sentir dolor, a no tenerle cerca. Si quería a alguien significaba tener muchas probabilidades de sentir ese sentimiento otra vez, y es algo que me repetía continuamente, para mi una vez era más que suficiente. 

Pero creo en el destino, en que estamos en el momento exacto y en el lugar adecuado para conocer a ciertas personas que harán de nuestra existencia un momento feliz.
Y es lo que creo, creo que mi socorrista que una tarde me hizo chocolate con churros consiguió hacer y hace de mi vida momentos felices.

"No sabemos porque tenemos feeling con alguien. No hay explicación objetiva. Pero es así."

Es verdad, no puedo preguntarme porque el si y los demás no. Al igual que no puedo machacarme con un porque yo y no las demás. Un porque a ¿por qué sigues a mi lado?. Ya te lo dije, vivo acostumbrada a que la gente se marche de mi lado, a que se queden un pequeño rato y me hagan feliz y después se vuelvan a ir. No estoy acostumbrada al miedo, al de que me hagan daño, al de poder hacerlo yo, al daño repentino. Miedo a perder, a perderme. No estoy acostumbrada a ésta, para mi, dulce felicidad, porque no puedo evitarlo, pienso en ti y sonrío. Y es esta la parte complicada de mi vida, la de la persona que la cuesta acostumbrarse a los cambios, la de que se come la cabeza porque todo vaya tan bien que tenga que ser imposible.

Lo siento. No lo admito, pero se que es así, no hay explicación objetiva.