Ahora que por fin he encontrado lo que quería tengo miedo, no sé exactamente a que, pero lo siento. Tengo un chico a mi lado disponible siempre que nos apetezca a cualquiera de los dos, sin ataduras, sin riesgos a traicionar, es más está permitido y por supuesto nos abstenemos a decir falsos te quieros. Hay besos, abrazos y a veces un poco de sexo, pero todo sin sobre pasar el límite. A pesar de todo esto sigo siendo libre y me siento prisionera de algo. De algo que un día decidí dejar de sentir, y no, no quiero que vuelva, tiene que seguir apartado, me lo exijo. Quiero ser libre de mi misma y no mirarte a los ojos y empezar a ser feliz, eso ocurrió hace ya tanto que no logro recordarlo con claridad, cuando dependía del factor amor. He cambiado (hoy lo dudo). Hay cosas que es mejor no volver a vivirlas. Pero me apetece, me apetece un montón olerte, comerte, decirte que estás tan guapo como siempre, dejarte marcado y engañarnos diciéndote que eres propiedad privada. Me apetece verte, sentirte un poco, y sonreírte. Me apetece que me digas que no te mire así, que me digas que no sea mala. Me apetece decirte que qué bien hueles hoy, hoy y todos los días, y decirte que no, que no te quiero nada, absolutamente cero.
PD: Resulta terrible destruir un día
todo aquello en lo que uno creyó,
pero más complicado resulta
construir un futuro sobre
otros cimientos...