Jamás me había sentido tan agotada tras un viaje. Una semana
he necesitado para recargar mis pilas de este fantástico verano. Y ahora que
todos mis dolores han pasado puedo decir que estoy preparada para otro ARENAL
SOUND. Da igual que me quedara ronca desde el segundo día y que mis pies me
pidiesen todo el rato un poco de descanso, una vez al año de machaque no hace
daño. Da igual llegar a casa medio enferma y medio muerta pidiendo a gritos una
buena ducha de agua caliente y poder decir MIS PIES ESTÁN LIMPIOS, es que estoy
hasta echando de menos eso, salir de la ducha muerta de frío e ir andando hacia
la tienda despacito para intentar al menos no mancharme las piernas, y
efectivamente, nunca lo conseguía. Echo de menos la mierda que acumulábamos
Nati y yo en nuestra tienda día tras día y lo poco que nos importaba. El
querido Sálvame a las doce de la mañana tostándonos al sol con nuestro querido
chufchuf, echo de menos que nos regalen viajes en barco (oh si, ese día fue el
mejor) y que nos pregunten 100 personas (por lo menos) que donde conseguimos
nuestra querida camiseta de negrita. Echo de menos nuestro grito oficial
causador de mi ronquera, ¡Y QUÉ! PA, PA, PA. Echo de menos a todo un barco y la
lancha de la zoodiac imitándonos , echo de menos perder mi crema todos los días
y tener que pedírosla. Echo de menos esas apalancadas en la silla y las horas
de la siesta. También a nuestro querido intento por querer ver todos los
conciertos, pero joder, el tiempo allí volaba. Echo de menos esas vueltas
volviendo a la tienda por nuestro querido paseo viendo el amanecer. Echo de
menos saltar como unas locas y ver “ollas” cada dos por tres. Echo de menos a
Peter Pan y a mi “Pablito” que se me ha quedado en Burriana, echo de menos
decir no puedo con mi vida y acostarme a las nueve de la mañana. Quiero volver
y reírme hasta llorar porque Hulk se ha escapado y ha ido haciendo sus
necesidades por ahí. Echo de menos esas fiestas en la piscina, a la cual no pensábamos
ni ir. Echo de menos que nos despierten diciendo que qué hacemos dormidas y también
a ¡Nacho, cómeme el pistacho!. Echo de menos quemarme todos los días por mucha
crema que me diese, comer a las seis de la tarde porque las fiestas de la
mañana se nos iban de las manos. Creo que lo único que no echo de menos eran
esos largos paseos hasta el Mercadona, bueno, qué coño, también, esos momentos
de vuelta con la mcuto y el intento de esconder botellas de cristal y luego
tener que mezclarlo en botellas de agua y claro, luego la gente bebía vodka en
vez de agua porque decían confundirse. Echo de menos esa mesa guarrona
imposible de tenerla limpia más de 15 minutos. Echo de menos ese primer día que
decidimos beber calimocho para ir de tranquis y que fuese todo lo contrario.
Echo de menos decir: estoy negra, pero esto igual se quita cuando llegue a
casa.
Podría seguir con una lista infinita pues echo de menos
demasiadas cosas, la buena música, las amigas, la gente que conocías durante
diez minutos y no volvías a ver, pero hablabas porque si. El dulce placer de
saber que no estas en tu ciudad y allí no te conoce nadie.
No pude escoger mejor compañía para disfrutar de este
increíble viaje, no sé si el año que viene volveremos a estar ahí, pero que
volveremos de eso no hay ninguna duda.
PD: Joder, que sigo echando de menos vuestro careto al
despertar, pero de verdad, gracias por hacerme reír durante seis días seguidos,
sois lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario